miércoles, noviembre 17, 2010

Concierto este viernes


Queridos-das,

Seguimos con el rodaje de Tell the Boss. El próximo viernes (este mismo, día 19) estaremos aporreando nuestro instrumental y agitando nuestras melenas en la Sala Caravan. La entrada es gratuita y, por si esto no es argumento suficiente, hay una after-show-party en el Pravda en cuanto recojamos (traducción: público y músicos desfilamos 3 manzanas y nos metemos en nuestro bar favorito a darlo todo) .

Habrá CDs y entusiasmo (que no euforia) a raudales.

C/ General Martinez Campos, 17
Metro Iglesia
Viernes 19 de Noviembre a las 22:30
Precio: cero, patillismo

When I hear music, I fear no danger. I am invulnerable. I see no foe. I am related to the earliest times, and to the latest.

Thoreau

lunes, noviembre 15, 2010

A Micah P. Hinson story


Micah es uno de esos autores de la vieja escuela que antes de tocar una canción cuenta la historia que hay detrás.

El viernes estaba por Barcelona cuando vi que estaban entrevistando a un tipo que me sonaba. Como soy un poco starstruck me acerqué. Era Micah, resulta que tocaba en el festival de jazz (?). Me habló con mucha cercanía pero con sus southern manners, me preguntó si conocía a Centro-Matic, que iba a ser su banda esa noche. Le dije que le había visto un par de veces en Moby Dick. Fumaba con un filtro a lo Marlene Dietrich y llevaba tirantes y un pañuelo en el bolsillo del pantalón. Después de un rato me preguntó mi nombre y me dijo que me invitaba a su concierto, que me pondría en lista.

Cuando por la noche me acerqué al Palau (ni más ni menos), no había lista de puerta, no tenía invitación a mi nombre y nadie parecía creerse mi historia. Por supuesto. Pero ya que había ido hasta allí, me puse serio y conseguí convencer a la tour manager, o a la relaciones públicas del sello, o a la organizadora del festival, no sé quién era, y pude acceder a una platea.

Desde allí arriba vi a otro Micah, a uno que titubea con gracia, que baila como un robot, que es frágil y emocionante. A la derecha del escenario hay un busto de Beethoven que escruta a los artistas y que, pienso yo, fliparía un poco viendo quién ocupa estos días los escenarios del Palau. Y por encima de Ludwig, unos caballos salvajes se salen de la escayola y parece que van a pasar volando por encima de Micah, de Will Oldham y del resto de Centro-Matic, de las historias de Texas que flotan en el aire, poseídos por el espíritu de John Denver.

domingo, noviembre 07, 2010

¡Vivan los músicos!


Merece la pena oir a Wayne Shorter, un superviviente de los quintetos de Miles (deben de quedar él y Hancock), pero creo que muchos pagaron la entrada por Patittuci y Danilo Pérez. Dos suites sin pausa, una hora una, media otra, mucho color y mucha profundidad. Un sonido clásico, lleno de ángulos, aunque abierto y espacioso a veces, siempre suspendido, y que nunca llega a explotar del todo.

Pero es bonito oir a Mastretta. Y a sus 9 músicos. Y ver su entusiasmo, cómo explota el lado lúdico de la música, la baja de las alturas y se la regala al público; subiendo, por ejemplo, a tocar entre las butacas, o invitando a la gente a bajar al escenario a bailar. Música del sur, dicen, mediterranea, porteña, pero también cabaretera, europea a más no poder. El sur del mundo anglosajón, pero sobre todo el sur de la cabeza, eso sí.