martes, junio 23, 2009

Chronicles


Si Dylan pasara las noches con el sector joven de H.I.T.S., ya tendría para el tercer volumen.

Habría descubierto cómo somos de chapuceros por aquí para organizar cualquier cosa. Como el día de la música, que Heineken con buen ojo patrocinó. Porque recuperó la inversión con intereses con los millones de litros que consumieron las hordas de modernos deshidratados, incapaces de soportar la combinación de Klaus & Kinski con el verano madrileño atizando el suelo de hormigón del Matadero (nunca un nombre fue tan apropiado).

O sabría negociar las condiciones de un bolo a las 3am de un lunes: "nada de alquiler de sala, 70-30 las primeras 40 entradas, 80-20 a partir de la 41, poneis a alguien en la puerta, eso está hecho, etc, etc."

Y también, hablando de trabajo después del trabajo, habría encontrado la conexión entre el jazz —los voicings, la 3ª/7ª, los tritonos— y el punk yonki. Porque Iggy, que siempre está a otro nivel, también se puede cantar Autumn Leaves cuando toca. Después del Saint Germain Jazz se está animando.

Pero Iggy, ya está, tampoco abuses.

martes, junio 16, 2009

Happy Bloomsday


Nunca estoy donde tendría que estar el 16 de junio. Afortunadamante, a nuestra ciudad de secano hoy le ha dado por amanecer brumosa y húmeda. En el fondo, Dublin y Madrid se parecen mucho: el orgullo provinciano de pueblo grande, sus ríos sucios y ese aire cansado de mujer mayor.

Por las escaleras de esa torre, al fondo de la imagen, bajaba solemne el gordo Buck Mulligan.

lunes, junio 01, 2009

Champions y Conciertos


Tengo un amigo que dice que la música es mucho más agradecida que el fútbol. El miércoles me perdí por tercera vez la final de la Champions para estar en un lugar encerrado con algunos cientos de personas escuchando canciones que me importan, oídas miles de veces, pero encarnadas en su verdadera forma (la que sale de cuerdas, amplis y parches) e interpretadas con la energía de la noche. El día del Milán-Liverpool lo pasé con Antony en su primera visita a Madrid, en un teatro que ahora tiene nombre de helado. La chica de la butaca de al lado lloró. El día del Barcelona-Arsenal estaba en La Riviera viendo a unos chavales de 18 años que habían agotado las entradas. Era la primera gira de Arctic Monkeys, así que todas las canciones que podían tocar tenían que salir de su primer disco. No lo cambio por nada. El miércoles me perdí el Barcelona-Manchester para ver a Wilco. Por lo visto, la mayoría de granadinos habían ido a verles a Málaga, así que en el Palacio de Congresos había un tercio del aforo vacío. Los otros dos tercios pudimos confirmar algo que la mayoría no sabe... que la música es mucho más agradecida que el fútbol.

PD: Juan, nunca leerás esto, pero gracias por la cerveza y por la invitación.
PD2: en la foto, un lugar bajo el sol.