martes, junio 23, 2009

Chronicles


Si Dylan pasara las noches con el sector joven de H.I.T.S., ya tendría para el tercer volumen.

Habría descubierto cómo somos de chapuceros por aquí para organizar cualquier cosa. Como el día de la música, que Heineken con buen ojo patrocinó. Porque recuperó la inversión con intereses con los millones de litros que consumieron las hordas de modernos deshidratados, incapaces de soportar la combinación de Klaus & Kinski con el verano madrileño atizando el suelo de hormigón del Matadero (nunca un nombre fue tan apropiado).

O sabría negociar las condiciones de un bolo a las 3am de un lunes: "nada de alquiler de sala, 70-30 las primeras 40 entradas, 80-20 a partir de la 41, poneis a alguien en la puerta, eso está hecho, etc, etc."

Y también, hablando de trabajo después del trabajo, habría encontrado la conexión entre el jazz —los voicings, la 3ª/7ª, los tritonos— y el punk yonki. Porque Iggy, que siempre está a otro nivel, también se puede cantar Autumn Leaves cuando toca. Después del Saint Germain Jazz se está animando.

Pero Iggy, ya está, tampoco abuses.