Grabación: días 8 y 9

Y en el octavo día, se terminaron los teclados. Incluso dió tiempo a procesar el bajo. Se había grabado por línea y sonaba poco definido. Así que se pasó por un previo y un ecualizador de válvulas. El sonido general ha mejorado muchísimo. Todo parece haberse colocado en su sitio, mientras que antes, el bajo se estaba comiendo un montón de frecuencias de otros instrumentos. Según me cuentan, también se grabó algo de percusión.


Y ayer cerramos por vacaciones. Dedicado el día a coros, segundas voces (Tesa, en la foto), instrumentos imposibles (melódica soprano, xilófono, peligrosas flautas), panderetas y alegrías.

Al final se ha quedado un día pendiente, que se utilizará (por septiembre) para alguna colaboración más (Julián y su esperadísima mandolina, vientos) y, tal vez, rehacer alguna cosa de la que no estemos muy convencidos. Y de ahí a la mezcla, otros cuatro días, que seguramente hagamos también en Sing Sing.

Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Grabación: días 6 y 7

Se han acabado las voces principales (uno que se va de vacaciones después de arrasar con el stock de pacharán de la ciudad). Se han grabado las mayoría de los teclados, hemos hecho cantar a todo el que pasaba por el estudio, hemos insistido con el menú cubano del Ateneo, ha llegado la armónica, hemos sufrido crisis y ataques y, por encima de todo, hemos pinchado, copiado y pegado.


En la imagen: Productor produciendo con estaca de cerezo, de Caravaggio.

Grabación: día 5

Segunda sesión de guitarras en la que hicimos currar al Gibson como a un chino vendedor de selvesa. El cacharro es un todo terreno con el crunch de un Vox y un limpio mezcla de Fender y JTM.

Los accidentes son frecuentes en el estudio. Ya puedes llevar años preparando la grabación que siempre hay imprevistos. Pero los hay positivos y negativos. Ayer tuvimos uno de cada. De los primeros: Josué se dio cuenta de que dejando abierto un Neumann de ambiente, junto con el micro que hay pegado al cono de arriba a la izquierda del ampli (un SM57), el sonido ganaba muchísimo. Tanto que hasta repetí un tema del día anterior. Total, que me hice 8 guitarras. Unas 5 horas de tortura colectiva, calores y cascos atronando. De los negativos: al Vibrato de mi ampli le dio por morir ayer mismo. Y era imprescindible para My Roots. La solución de urgencia fue conseguir un Twin (gracias Peibol) y lo único que hubo que sacrificar fue la distorsión.


Total, que a eso de las 9:30 se empezó a cantar. Ya con la noche cayendo por el ventanuco, con el cansancio del día convirtiéndose en relax, con la mitad del grupo y las visitas abandonando el estudio y con un poco de incienso se creó el ambiente adecuado para grabar tres voces.

Grabación: días 3 y 4

Guitarras y peceras.

Tras dedicar el principio del miércoles a grabar "en directo" Drawing the sky, y a pinchar piano, sobre las 7 se empezaron a grabar acústicas. Una llamada providencial y, de repente, una Martin D-35. La guitarra de Johnny Cash pero sin el tuneo en negro. No conozco a Paco, pero gracias. El resto del día se fue a la acústica.

El jueves: segunda parte de las acústicas, que terminó a eso de las 7:30. Y entonces empezamos a experimentar con los dos amplis y las tres guitarras. Gracias Pablo. Resulta que mi Fender zumba un poco, y el Gibson GA-30 no tiene ni un ruido. Así que se grabará todo con el Gibson, salvo, quizá, el tema que lleva Vibrato. Y casi todo se hará con mi Strato con Lace Sensor. La Strato limpia consigue un sonido cristalino que se utilizará en un par de temas y la Gretsch es una máquina del tiempo, que de momento se ha utilizado para dar tres acordes (pero tres de los más importantes).

La pecera es un espacio duro. Ves al productor hacer aspavientos y no sabes qué pasa. No ponemos el aire acondicionado por respeto a las guitarras. Cuando de repente se comunican desde el control, se oyen tres o cuatro voces mezcladas, y una perjudicada por el Pacharán (van tres botellas).

Hoy viernes toca segunda parte de eléctrica. Voy a meditar.


La foto de Abbey Road cumple 40 años. Qué oportuno es todo a veces.

Grabación: día 2

13/14. La última, igual que el lunes, se atragantó entre dudas sobre si claqueta sí, claqueta no, metemos batería, metemos percusión. La conclusión: se graba el miércoles en directo, acústica, piano y bajo. El xilófono y la percu irán después. Drawing the sky, por cierto.


La claqueta es una novia con la que tenemos una relación de amor y odio. Tan pronto la defenestramos como la abrazamos con tres bpms distintos (108, 110, 112). Suzanne, por cierto.


Una vez más, el pelotón se dividió entre Graneros y Cristianos, y la juventud voló hacia el 2 de Mayo, a por esas pizzas (no, esas no, las de en frente). Y terminó en El Junco, donde ya van chocando con saxofonistas, trombonistas y demás. A las 3:00 AM, este cronista se cayó del grupo dejando un panorama ciertamente pro-metedor para el resto de los escapados. Crónica en rosa Daimiel.

Grabación: día 1

Ayer entramos a grabar en Sing-Sing Factory Music, un estudio que está en una zona perfecta, detrás del Prado y al lado del Retiro. Tenemos toda la semana cerrada, en horarios de 3PM a la madrugada. Una posible planificación: baterías y bajos, lunes y martes, guitarras, piano y hammond, miércoles y jueves, voces, de viernes a domingo y arreglos extras en algún lugar de septiembre (mandolina, cuerdas, vientos, xilófono, melódica, otras voces...). Para empezar, tenemos siete días para registrar las 14 canciones tal y como están en el local.




De momento estamos en tiempos. Ayer se grabaron 6 baterías y bajos, y se dejó un tema a medias. Después de sonorizar la batería, se dio al REC alrededor de las 19:00, parón para cenar sobre las 21:30 y a eso de las 00:30 empezamos a caer en barrena y no hubo manera de seguir adelante. Nos atascamos con la canción que tenemos más trillada y eso es sintomático. El sector joven se fue entonces a tomar unas cañas con los taxistas de la zona y el sector viecor a la piltra. Mañana más.