jueves, marzo 13, 2008

Roy Hargrove


Esto es lo más cerca que uno puede estar de ver al Miles de los 60. Sin discusión, el trompetista más importante de hoy (no, no es el cretino de Marsalis), con un prodigio de banda. Todo: actitud, potencia, claridad de tono, notas altísimas, tocando abierto o con dos sordinas diferentes. Y el lirismo, el talento melódico, tan raro de encontrar. Cuando se ponía de perfil se veía salir humo de su trompeta.

Mira, una ventaja de vivir en uno de los países más incultos del mundo (como dice Vila-Matas): poder ver a este tío en Clamores, en segunda fila, reservando el día antes. Desde donde se intuyen los gestos de los músicos, se oyen los comentarios fuera de micro, se ve la saliva caer cuando abre la llave. Impagable.