lunes, febrero 18, 2008

Dirty Ol' Town


Todo sigue más o menos en su sitio. El río que baja negro, la luz oblicua, pálida y dorada, el fantasma juvenil de Sam Beckett, mi propio fantasma, la Guinness, que sólo sabe a Guinness aquí, los tres faroles del Ha' Penny Bridge, el canal con sus viejas exclusas de madera, el pequeño cementerio hugonote, el juego de pistas de Joyce, el Pravda, las tetas de Molly Malone, el Dart que te lleva al mar, la estatua de colores de Oscar en ese milagro que es Merrion Square, las gaviotas en los campos de hierba del Trinity College, los putos nackers y los mendigos jóvenes y bien vestidos, el Mulligan's, el Doyle's, el Dakota, el Café-en-Seine, el hervidero de Temple Bar un sábado por la noche. Incluso las tiendas de discos, extrañamente, siguen ahí. Dublin's fair city, where the girls are so pretty, y donde no llueve tanto como dicen.

La única (gran) decepción es que el museo de historia natural está en obras. El guardia de la puerta dice que por años. Lo que significa, intuyo, que se cargarán los expositores de madera de hace ochenta siglos, los cartelitos escritos a mano y limpiarán los animales disecados cochambrosos y los esqueletos (los que no tiren directamente a la basura). Hay varios de especies extinguidas, incluso, como el dodo. En definitiva, todo lo que hacía del sitio algo especial, con su oscuridad (la luz entraba por una claraboya sucia) y su extraña calma momificada. Uno más de esos asquerosos lavados de cara que les hacen a las ciudades para parecer más modernas y asépticas.

Oscar, una máquina de escupir quotes:

They are the elect to whom beautiful things mean only beauty

For he who lives more lives than one, more deaths than one must die